Fue extraordinario.El partido perfecto hasta que recordamos que esta final española aseguraba la victoria, pero también la derrota. Y nadie merecía perder. Nadie. Cada equipo había trazado un camino hacia la gloria.
El Sevilla lo había construido por su acoso inagotable y el Espanyol por su resistencia con 10 jugadores en la cancha. Así que cuando empezaron los penaltis resultó imposible adivinar qué historia completaría el destino, veía en mi casa los penaltys junto a mi mamá por el canal local TVmax y en lo prsonal le iba al Espanyol, pero no tuve la suerte de salir victorioso.
Eligió a Palop por sus tres atajadas debajo de los tres pórticos.
El penalty de Torrejón, el tercero en la tanda, cerró el círculo que abrió su gol de cabeza contra Shakhtar en los cuartos de final.Así luchan y consiguen la segunda victoria consecutiva del Sevilla.
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